Con moderación
La experiencia vivida ayer en un restaurante japones, al que fuimos invitados unos cuantos amigos, ya insólito es que te inviten, aunque algunos estamos más acostumbrados que otros, por necesidad o por tendencias morositas.
Elogios al restaurante en si, sobres, texturas y luc, sobre todo el bufete libre, consistía en pedir cuatro platos y al acabar puedes pedir otros cuatro, aunque los platos no parecen muy grandes al superar la docena empiezan a parecer enormes. La carne de pato exquisita y tierna, la de ternera muy sabrosa aunque difícil de robegar, más con pocos piños, los platos de tepanyaki, muy cocinados y aplastados, buena forma de disimular la calidad, y aunque tengo que elogiar los sabores y las texturas, los combinados de sushi muy creativos y sabrosos aunque el phila es demasiado común.
Muy sorprendido por los sabores y dando rienda suelta a mi lujuria, fui eligiendo platos y platos múltiplos de cuatro, hasta que nos anunciaron que cerraban la cocina, mis múltiplos de cuatros se desbarato cuando además de comerme los míos me engullí los que los demás comensales dejaban sin comer, mi menudo cuerpecito trago como un diablo de tasmania. disfrute como un autentico loco.
luego llegaron las difíciles horas de la digestión pesada, me dolían los ojos, casi sin poder moverme nos fuimos de compras, tediosa actividad, para una digestión, tenia una barriga de embarazada de quintillizos a punto de parir, cuando llegue a casa, empezó la peor parte de esta experiencia, los efectos del glutamato y el esponjamiento del arroz. Prometí no volver a comer en mi vida, era mi deseo hacer huelga de hambre eterna, pensar en comida me alteraba el pulso mi corazón no cabía en mi cuerpo, solo deseaba acabar con ese trance.
Las cinco de la mañana hora de levantarse, un café, un buen baso de agua y la naturaleza y la gravedad comienzan a ajustarse, la llamada de la Roca aliviaron por fin mi grandisima digestión.Esta experiencia solo ha sido comparable a cuando unos bromistas en una recepción, colocaron en las fuentes patatillas y bolitas de queso y otros snack, riquísimos de los que me comí dos boles enteros, que no eran otra cosa que pienso para perros, horas después tenia una barriga hinchada y brillante.
Conclusión: Con moderación hasta los excesos son buenos.
PRINCESS
BREAD PRAWN
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